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COMENTARIO AL EVANGELIO NATIVIDAD DE MARÍA 8 DE SEPTIEMBRE DE 2022

8 septiembre, 2022

El 8 de septiembre, la Iglesia celebra la Natividad de la Virgen María. El texto del evangelio del día no narra su genealogía, sino que se remonta a los orígenes de José, su esposo. Varias hipótesis en la literatura tratan de justificar este hecho. No nos detendremos en ello. Nosotras veamos más bien, a primera vista, cómo esta genealogía nos beneficia en nuestra relación con Dios y luego dirigiremos nuestra mirada a la Virgen María.

  • La genealogía de San Mateo en cuestión aquí está repleta de artimañas, estratagemas, golpes bajos y bajezas que no pudieron impedir el cumplimiento de la promesa de Dios dada a Abraham, anunciada por los profetas: el don de Emanuel, Cristo Jesús. En Él, Dios, une la fragilidad de nuestra carne y colma nuestra esperanza. Esto permite entender al apóstol Pablo cuando dijo: «Cuando los hombres aman a Dios, él mismo hace que todo contribuya a su bien, ya que son llamados conforme al propósito de su amor”. (Rom 8, 28). Nosotros podemos desde ahora, en este contexto global donde se dan las guerras, la discriminación, injusticia, el odio… tener la convicción de que: Dios es el dueño de la historia, el Maestro de nuestras vidas y que el pecado, el mal nunca tendrá la última palabra sobre los que creen en la promesa de Dios. A pesar de todo, sus promesas se están cumpliendo.

Jesús es parte del “viejo tronco pecador”. En Cristo, Dios se une a la humanidad en lo que más se ha degradado para elevarla hacia Sí mismo, es decir, para divinizarla. Ya no arrebatamos esta divinidad como se quiso hacer con Adán y Eva, sino que la recibimos en nuestra fragilidad y vulnerabilidad. La conciencia de lo que Dios hace de nosotros, a través de la encarnación de Jesús en nuestra genealogía, es una llamada a convertirnos en lo que somos.

Debemos afirmar también al leer esta genealogía que: «Todo hombre que recibe de Dios un nuevo nacimiento, se hace como hijo de Dios extraño a sus padres culpables,». Cada uno en su relación con Dios es responsable del rumbo que le da a su vida.

  • La celebración de la Natividad de María vuelve nuestra mirada hacia ella. Mirarla nos permite comprender a Cristo. En efecto, su misterio está al servicio de la afirmación de la identidad de Jesús. Nació de mujer, por lo que es verdaderamente hombre: Dios se hizo hombre en Jesucristo.

María nació en un pueblo, es hija de Israel, está inscrita en la historia del pueblo judío.

Así pues, nuestra fe cristiana no parece romper con la fe judía. María es el vínculo de unión. Ella es aquella por quien entró en el mundo la salvación prometida al pueblo de Israel. Abre las puertas al cumplimiento de las Escrituras e inaugura el camino de la promesa. Promesa hecha a nuestros Padres, promesa hecha a todos los cristianos. Estamos, pues, invitados a la acción de gracias con el salmista (Sal 12,6).

Por lo demás, se sugieren, pues, a todo cristiano tres actitudes: ¡apoyarse en el Señor, confianza en Jesucristo y alegría!

Hna. Josiane