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COMENTARIO AL EVANGELIO DOMINGO SOLEMNIDAD DE CRISTO REY CICLO B

16 noviembre, 2021

Dan. 7, 13 – 14.   Sal. 93, 1-2. 5.   Ap. 1, 5 – 8.   Jn. 18, 33 – 37

 «Yo he venido para dar testimonio de la verdad, todo el que es de la verdad, escucha mi voz…»

Hoy en la solemnidad de Jesucristo Rey del universo, concluimos un año litúrgico más en el que se nos invita a reflexionar en la Verdad, el Amor, la Justicia, la Paz… podemos palpar un reino marcado por la humildad y sencillez, donde el  Rey viene oculto entre pañales, no quiso hacer ruido, sino pasar desapercibido, un rey que guardó la espada y puso de relieve la capa de su misericordia y compasión, que envolvió a todos aquellos que se encontró en el camino, en las periferias de la marginación, del desprecio, la enfermedad, el pecado, la muerte.

Las lecturas de hoy nos llevan a reflexionar en el reinado de Jesús donde lo que prevalece es la «Verdad» y el «Amor» que te hace salir de ti misma/o, para encontrarte con el otro, una Verdad y un Amor que te transforma desde lo exterior hacia lo interior, que te hace descubrir que estas hecha para amar, amar al que te cuesta, porque si amas al que te ama, qué mérito tienes, ¡ese es el desafío del reinado de Cristo! que nos invita a poner la otra mejía y a entregar también el manto. En su reinado la cercanía, el contacto con el otro es clave. Hay que devolverle la dignidad al otro, porque el amor de Dios dignifica hasta el más pecador.

Con Jesús se ve lo nuevo y se hace uno mismo nuevo, con Él tocamos fondo y entramos en la lógica de Él, éste es el secreto del seguimiento de Cristo realmente vital, que no tiene motivos para temer el futuro, porque vuelve continuamente a las fuentes y se regenera en ella.

La verdad, el amor y el perdón fueron los temas, la presencia y la acción misteriosa del reinado de Jesús. José María Arnaiz en su libro: ¡Que ardan nuestros corazones! Hace mención de que “el gran encantador de la vida consagrada en la historia es el mismo Jesús, quien nos cautiva, nos seduce y re-encanta”. Él, no nos deja en lo que somos, sino que nos mueve a lo que debemos SER, a descubrir que no estamos hechas para nosotras, sino para los demás. Cabe preguntarnos: ¿Cómo está mi cercanía con mis hermanas/os de comunidad? ¿Me acerco en la misión con la persona que no empatizo…? ¿Qué acciones concretas me hacen mostrar al otro, ese reinado de Cristo en mi vida?

En su reinado prevaleció la verdad cuando se enfrentó con los fariseos, los maestros de la ley, los sacerdotes… y no tuvo miedo de poner el dedo en la llaga, sabiendo que eso tenía un precio, «la muerte», pero una muerte física, de la que él mismo dijo: «no tengan miedo a los que matan el cuerpo, teman a los matan el alma», por eso se enfrentó a los poderosos de su tiempo, sabiendo que lo más importante era actuar con la justicia, una justicia divina que hiciera tomar consciencia de que el poder económico, político y religioso no era lo más importante, sino, la dignidad de la persona, el amor, la cercanía y esto hizo la diferencia y marcó nuestra historia para siempre. Una historia que nos invita a actuar de esa misma manera, donde prevalezca el amor, la justicia y la cultura del encuentro con la otra persona. Este Reino nos plantea el desafío de testimoniar la verdad que destruya toda mentira que corroe nuestro mundo, que actuemos con justicia que destruya toda injusticia y que amemos para acabar con tanto odio y egoísmo que está destruyendo nuestro mundo.

No nos cansemos de ser generosas, de amar, Dios nos quiere en salida, con las lámparas encendidas y ofreciendo a todos los hermanos que se encuentran en el camino la posibilidad de participar en su banquete, en el Reino. Así haremos vida su Reino en este mundo y cuando nos presentemos ante Él nos dirá “Venid… heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”.

H. Luz Marina Bonifacio Hernández
Provincia San Martín de Porres