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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL VIERNES SANTO DE 2022

14 abril, 2022

Viernes Santo, celebración de la Pasión del Señor

Primera lectura: Isaías 52,13-53,12
Segunda lectura: Hebreos 4,14-16. 5, 7-9
Evangelio: San Juan 18, 1-19,42

Hoy Viernes Santo, como Iglesia, acompañamos al Señor en su pasión, en su muerte en la cruz, cruz que toma sentido desde el amor que movió a Jesús hasta el extremo de entregarse por todos y por cada uno de nosotros.

Todo lo que conocemos de la vida pública de Jesús y de su encuentro con el Padre, refleja el compromiso que Él tiene a favor de la vida y la negación que tiene frente a todo lo que va en contra de esta, por ello, le hemos visto enfrentando a todos aquellos que promueven antivalores e injusticias. Ahora lo vemos a Él viviendo en carne propia esas injusticias de las cuales liberó a muchos, hoy Jesús ha sufrido azotes, tortura, coronación de espinas, traición, negación por parte de sus discípulos, crucifixión y muerte en la cruz. Jesús obediente al Padre, asume la misión de solidarizarse con nosotros sus hermanos, dando una muestra grande de amor hasta el extremo.

En nuestro día a día vemos, escuchamos y somos testigos de tantos hermanos y hermanas nuestras que sufren los azotes de las injusticias, la tortura de la indiferencia, la coronación de espinas de las guerras, la traición por el deseo de poder, la negación de ayuda a quién lo necesita, la crucifixión y muerte en cruz por la violación de derechos humanos… Nuestros hermanos y hermanas, lo viven en carne propia, no porque estén de acuerdo con ese tipo de realidades, sino porque la vida los ha empujado a eso.

Como creyentes, como seguidores de Jesús, es un buen día para cuestionarnos si, al igual que él, nosotros también nos solidarizamos con nuestros hermanos, generando cambios en nuestro alrededor, luchando por los derechos de los más desprotegidos, actuando con justicia, fraternidad, unidad, solidaridad y todos los valores que constituyen el Reino propuesto por Jesús.

El misterio de la cruz en la vida y obra de Jesús y, por tanto, en la nuestra, es la revelación del amor del Padre, pues no hay modo más real de expresarlo que dar la vida por los otros. Ese amor es el único capaz de cambiar nuestro mundo tan convulsionado, siempre y cuando sus seguidores sigamos su ejemplo de entrega en la realidad que nos toca vivir. Hoy se nos invita, por tanto, a entregar nuestra vida sin reservarnos nada, porque solo el amor incondicional hacia los demás, puede hacer creíble y palpable el amor tan grande que Dios tiene a la humanidad y que se refleja a través de nuestro actuar.

Fraternalmente. H. Karen Lorena Ramírez Pineda

Provincia San Martín de Porres