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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

8 noviembre, 2022

Lucas 21,5-19

«Manténganse firmes y se salvarán.»

En el evangelio de hoy empieza el último discurso de Jesús, llamado Discurso Apocalíptico, algo que nos puede resultar extraño o confuso.

Jesús era reconocido en su tiempo como un gran profeta. Es decir, estaba en sintonía con las señales de su tiempo y con el corazón del pueblo, especialmente con los más pequeños y desposeídos.

En ningún momento anuncia Jesús a sus seguidores un camino fácil.
Cada momento de la historia tiene sus propias dificultades y búsquedas. Debemos de asumir nuestra propia responsabilidad. No se nos pide nada que esté por encima de nuestras fuerzas. Jesús mismo nos lo dice: «Yo os daré palabras y sabiduría» …

Los tiempos difíciles como lo expresa el texto ha de ser: «ocasión de dar testimonio».

El anuncio de guerras, terremotos, hambres, epidemias, persecuciones, encarcelamientos, odios, violencias, no corresponden SOLO al tiempo de Jesús, ha sucedido siempre a lo largo de la historia, en casi todas las épocas de la vida de los hombres.

Lo vemos y vivimos en pleno siglo XXI. La crisis está abriendo una fractura social injusta entre quienes podemos vivir sin miedo al futuro y aquellos que están quedando excluidos de la sociedad y privados de una salida digna.
Vamos conociendo más de cerca a quienes se van quedando indefensos y sin recursos (familias sin ingreso alguno, desocupados, inmigrantes, enfermos…) ¿Nos preocupamos comunitariamente de abrir los ojos para ver si podemos comprometernos en aliviar la situación de algunos?
La crisis no solo crea empobrecimiento material. Da lugar a la inseguridad, el miedo, la impotencia, la experiencia de fracaso. Rompe proyectos, hunde familias, destruye sueños…
Pocas cosas pueden ser más verdadera en estos momentos que el aprender a cuidarnos mutuamente.
Es momento de luchar por la justicia, la paz y el amor, ser piedras vivas para que aunque los templos materiales se derrumben, los templos vivos que somos cada uno de nosotros sigamos adelante dando un verdadero testimonio de fe y valentía a pesar de las dificultades
El final de los tiempos está sucediendo en el “hoy” de nuestra vida. Está ya presente y el único tiempo cierto es el de la conversión.

Cada día que vivimos es un reto y una exigencia de fidelidad a Cristo.

El Evangelio de hoy nos invita a hacernos una pregunta: ¿sobre qué nos apoyamos para construir nuestra propia vida? Y nos hace una invitación concreta: «Manténganse firmes y se salvarán

Hna. Andrea. Ma. Iturbe