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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO XXXII · CICLO A · 8 DE NOVIEMBRE

3 noviembre, 2020

El evangelio de este XXXII Domingo del Tiempo Ordinario la liturgia nos propone la parábola de las Vírgenes Necias y Prudentes.

 ¿NECIAS O PRUDENTES?
En este tiempo, en que casi estamos finalizando el año nos alcanza el cansancio, el agobio e incluso la monotonía, también  es tiempo de cerrar ciclos, proyectos, etapas y comenzar a proyectarnos en nuevos caminos, tiempo de evaluación de lo que hemos hecho y de lo que dejamos de hacer, de cómo lo hicimos y cómo nos hubiera gustado hacerlo. Por lo cual, cuando nos encontramos con el evangelio, nos cuestionamos, ¿Jesús, qué quiere decirnos con todo esto? El evangelio de Mateo que nos sale al encuentro, nos narra una figura del Reino de los Cielos: diez jóvenes que van con sus lámparas al encuentro del Esposo.

Este Evangelio nos particulariza la característica de estas jóvenes, nos habla del numero diez como signo de plenitud, sin embargo, instantáneamente nos dice, “cinco de ellas”, es decir la mitad, una plenitud no realizada, por que cinco eran NECIAS. Aquellas mujeres que actúan sin un proyecto de Vida, solo siguen consignas, aunque en su corazón esta la bondad, no alcanzan Bondad; y cinco prudentes, las que, por el contrario, no solo piensan, sino que se proyectan a actuar de acuerdo a un proyecto, las SENSATAS O PRUDENTES, son las que por su mirada trascendente logran alcanzar su objetivo, “Encontrarse con el Esposo”.

Esta imagen nos remite al pueblo de Tesalónica, que en su incipiente formación, ha adoptado a Jesús como Señor, pero que sigue aún sin profundizar en su Palabra. Realiza actos de bondad, sin embargo, sigue mirando al pasado de sus antiguas costumbres, desde ahí, Pablo en su carta, los exhorta a tener una mirada en la realidad natural, la muerte, y contemplar la vida con esperanza. En versículos anteriores, ha dado enseñanzas de cómo debe portarse el seguidor de Jesús y el objetivo que tiene, Ser Santo. No solo se remite a cumplir los mandamientos, sino desde la libertad, da testimonio del amor, en la convivencia con los hermanos, con Dios y con si mismo. Su invitación radical a creer que “Jesús murió y resucito” a dejar los actos de la carne y vivir según el Espíritu. Nos invita a seguir la Luz de la sabiduría, aquella luz luminosa que no pierde su brillo y que se deja encontrar para los que la buscan. Nos invita a dar un paso más, a vivir la perfección de la prudencia, como plenitud de la sabiduría.

Hoy, luego de haber transcurridos varios meses inmersos en la búsqueda de soluciones a nuestras situaciones de enfermedad, muerte, separación forzada por el cierre de fronteras, por la cuarentena; despedida de nuestros seres queridos de manera insólita jamás pensada para esta generación; cultivando habilidades que en otras situaciones no habríamos alcanzado; enfrentando y confrontando el dolor cara a cara. Podemos decir que estamos en el camino del aprendizaje doloroso, rebelando, y revelado. Podemos optar, con prudencia, por la Vida. Esa vida por la que hemos orado día tras día, sin desanimarnos.

Se nos invita una vez más a no ahogarnos en las cosas temporales, como hemos aprendido, especialmente a lo largo de estos meses, sino a buscar los bienes del cielo, a seguir orando a Dios para escucharlo y hacer su voluntad, actuando en consecuencia en nuestro proyecto para que alcancemos la plenitud del Reino de los cielos.

Hna. Rosa Mostacero OP

Provincia «Santa Rosa de Lima»