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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO XVI DEL TIEMPO ORDINARIO CICLO C

12 julio, 2022

Lucas 10, 38-42

Contemplamos la visita de Jesús a la casa de Marta y de María y la distinta hospitalidad que estas hermanas le ofrecieron.

María, La hermana de Marta dedica su tiempo a la persona de Jesús, «se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra»; la imagen recuerda la posición de un discípulo con relación a su maestro; indica el interés por aprender recibiendo con docilidad la «Palabra», en una actitud de escucha. Es notorio que Jesús anime a una mujer a aprender. Los maestros de la ley juzgaban que no correspondía a las mujeres profundizar en las enseñanzas de la ley de Dios. Sin embargo, Jesús rompe esa norma, como reclamando su derecho a ser discípula, a conocer directamente de los labios de Jesús la buena nueva.

Con sus gestos y palabras, Jesús libera a la mujer de una concepción que la mantiene en una situación de segundo plano, confinándola a los quehaceres propios de una ama de casa; Así, sin confrontarse con nadie, al permitir a María asumirse como discípula, presentó a la mujer una alternativa de igualdad, que todavía hoy, es una lección de profundas enseñanzas para la sociedad civil y para la Iglesia.

Marta es el prototipo de la persona atareada que siempre tiene mil cosas que hacer; que vive atrapada en sus tareas; que se desvive por atender, que se siente segura y en posesión de la verdad, pero es esclava de su propio estilo de vida, cerrado a la novedad y carente de alegría; tiene en casa a Jesús, que  anuncia una Buena Nueva, de bienaventuranza y alegría, pero ensimismada, afanada en sus quehaceres, no es capaz de descubrir la novedad que significa para su vida el camino del evangelio.

El servicio y la escucha no se contraponen. 

La escucha de la Palabra llevaría a María a actuar.

El mismo evangelio nos dirá: «dichosos los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica», y viceversa, el servicio de Marta será no lo que ella considere que debe hacer, sino la respuesta obediente a lo que el Señor quiere que haga. La escucha de la Palabra libera de la rigidez de quien cree tener el control de todas las cosas; la Palabra libera el corazón de la ansiedad.

Jesús quiere educar a sus discípulos en la unidad de vida; ésta es signo de madurez y de consistencia personal. Las acciones, las actividades, los compromisos por causa de Jesús brotan de una única fuente:

La Palabra, unificando la escucha de la Palabra y el servicio, el discípulo cumple un requisito fundamental: la dedicación total al Señor.

Necesitamos tiempos de calidad para el diálogo profundo con Dios, con nosotros mismos y con los hermanos.

¡Qué importante es servir! Nuestra vocación es el servicio, pero también es la comunión con Dios; de ésta brota el servicio.

El evangelio no nos describe dos estilos de vida o dos vocaciones, el discípulo misionero tiene las manos de Marta y el corazón de María.

Como familia Dominicana Anunciatista, también estamos llamados a vivir en permanente escucha activa, como discípulos, y responder a La Palabra con nuestro servicio generoso.

Mirta Flores Vargas (Kena)
Pastoral Vocacional / Voluntariado Anunciatista