COMENTARIO AL EVANGELIO DEL DOMINGO DE RESURRECCIÓN 2022
¡Cristo ha Resucitado, ha Resucitado de verdad!
La temporada de Pascua es un tiempo de alegría. Hemos pasado de la muerte a la vida y cada momento de este tiempo nos permite gritar y cantar: «Aleluya, aleluya, Cristo está vivo».
La Resurrección es ante todo tu victoria, Señor Jesús. Después de las incertidumbres, se rasga el velo de la oscuridad del pecado. Ya no hay obstáculos para nuestra propia redención. La humanidad en su ignorancia no había entendido que Jesús en su obediencia la ha liberado del pecado que la oprime. A cada uno de nosotros, Cristo nos hace esta invitación a la obediencia. Imploremos que la Sabiduría de Pedro y Juan, ante la tumba vacía, habite en nosotros a pesar de todas nuestras formas de incertidumbre e ignorancia. La tumba vacía es inquietante, pero Señor, vienes a nuestro encuentro con la misma palabra, para tranquilizarnos con tu Resurrección, acogemos este anuncio con Alegría.
Que el Señor llene nuestros corazones de paciencia y valor para compartir la alegría de su Resurrección.
Viendo este mundo lleno de sufrimientos, enfermedades y guerras, mis queridas hermanas, al igual que estas mujeres fueron a anunciar la Resurrección de Cristo a los discípulos, también nosotras estamos llamadas a ir a anunciar esta Buena Noticia a todo el pueblo creyente. Ciertamente, seremos perseguidos, pero también hoy Cristo resucitado nos asegura que está presente a nuestro lado. Como el apóstol Juan, queridas Hermanas, el Señor nos invita a dejarnos invadir por su Corazón amoroso y por la novedad inaudita de la Resurrección.
Pidamos a Cristo la gracia de renovarnos en la mañana de Pascua, para avanzar con alegría hacia Jesús resucitado, para que este anuncio sea para nosotras, las dominicas de la Anunciata, un momento de gran alegría, de gran satisfacción y de gran emoción.
Hna TCHATAT TCHOUJE Victoire Lafortune