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COMENTARIO AL EVANGELIO DEL BAUTISMO DEL SEÑOR CICLO C

7 enero, 2022

Hoy celebramos la fiesta del bautismo de Jesús, una manifestación más de la misericordia de Dios para con sus hijos; se hace niño y nace en un pesebre, se manifiesta a todas las naciones, baja su cabeza para ser bautizado por Juan, y en este acontecimiento se oye la amorosa voz de Dios “Tú eres mi hijo muy querido, en quien tengo puesta toda mi predilección”, La narración indica que se abrió el cielo y el Espíritu Santo descendió, en forma de una paloma; una experiencia como muchas otras que animan la vida y misión de Jesús, en ese proceso y camino de hacer la voluntad del Padre.

Dios se acerca al ser humano de muchas maneras, en este texto, considero que, en las palabras y actitud de Juan Bautista, el espíritu humano ascendió en grandeza y plenitud, al reconocer y honrar a Jesús, afirmando con claridad, sencillez y convicción “yo los bautizo con agua, viene uno que es más poderoso que yo…y él les bautizará en El Espíritu Santo y el fuego”.

Me quedó reflexionando en la manifestación de Dios que asombra, conmueve, convierte, sorprende…estas manifestaciones en nuestras vidas son las que nos transforman y nos confieren una identidad de hijos amados de Dios, en buscadores de ese Dios que habita entre nuestros hermanos y en practicantes de su bondad, aún con nuestras limitaciones; estas experiencias nos cobijan en la unidad y nos hacen trascender de nuestra pequeña bondad, reflejo de Dios en nosotros a ese gran corazón, el de Dios que lo ama todo, integrarnos e integrar en la bondad y misericordia de Dios es la esencia de nuestra práctica espiritual y tarea misional.

Juan, tuvo el coraje de bautizar a Jesús, echo el corazón por delante, ¿hoy por delante de que puedo echar el corazón? por delante de las dificultades, los miedos, los dolores, la incertidumbre, las muchas situaciones con la que la vida nos enfrente y nos pone a prueba.

Cuando pensamos, echar el corazón por delante, es decir tener coraje, fe; pensamos muchas veces en actos grandes de valentía que se pueden medir y ver, y sin duda los hay; pero hay un coraje más difícil de medir, es ese coraje interior constituido por una serie de pequeños esfuerzos que nadie ve, pero que hacen la diferencia en la vida de cada uno, esa es la manifestación de cada cristiano que está comprometido con la vida; por ello recordar el bautismo de Jesús, nos invita a esos pequeños corajes cotidianos: aceptar, escuchar, acoger, comprender, trascender…

Hoy necesitamos potenciar el coraje de nuestra entrega cotidiana, coraje que ayuda a trascendernos; trascendernos en el sentido de tomar lo que somos, asumirlo, acunarlo, redimirlo y plenificarlo, como hace Dios en la encarnación de su hijo; Dios se hace hombre para que nosotros nos hagamos hijos de Dios y hermanos entre nosotros. Hugo Mujica lo dice poéticamente “En Navidad acogíamos a Jesús, el Dios nacido niño, hoy en la fiesta del bautismo, nos acoge Jesús; Jesús se sumerge en nuestras manchas para que salgamos limpios con él, con tal que nosotros nos desnudemos frente a Dios, con tal que nosotros nos transparentemos ante los demás.
Tal la misión del Hijo,
Tal el gozo del Padre viendo a su hijo allí:
“Éste es mi hijo amado, en quien me complazco”.
En estas palabras pronunciadas sobre el hijo amado, es a la humanidad entera a quien el padre nombra en la esperanza de hacernos hijos, en el coraje de aceptar nuestra debilidad y la de los demás y en el desafío de que en esa vida del Espíritu siga latiente la vida de Dios.

Hna. Helen Delgado

Provincia «Santa Rosa de Lima»