NOTICIAS

COMENTARIO AL 2º DOMINGO DE ADVIENTO CICLO B

1 diciembre, 2020

Marcos 1, 1-8

Marcos empieza así su relato “Comienzo del evangelio de Jesucristo” y, podría continuar, del evangelio de la Buena Noticia que es Jesús.

El primer movimiento de nuestro corazón al leer este comienzo es que algo gozoso nos aguarda. Ensanchemos nuestro corazón para acoger esta Buena Noticia que es Jesús y que requiere, por nuestra parte, que cultivemos unas actitudes que favorecen esa acogida.

En esta historia de salvación y en sus inicios nos encontramos con un hombre: Juan el Bautista. Y un mensaje: preparad los caminos al Señor que viene.

¿Y quién es Juan el Bautista? Un hombre que grita en el desierto. El desierto, escribe Pagola, “es el mejor lugar para escuchar la llamada a la conversión”, llamada a ir transformando nuestra mentalidad, para reconocer, cada vez con mayor nitidez, al Señor que viene y que ya está presente en un niño, y en tantas otras personas con las que nos encontramos en nuestro camino y esperan nuestro reconocimiento y acogida. Desierto, ausencia de ruidos, espacio para la escucha, para tensar las cuerdas de nuestro espíritu y evitar así los pequeños desafines cotidianos que emitimos muchas veces en la realidad de nuestra vida.

¿Quién es Juan el Bautista?, Un hombre honesto, su persona convocaba multitudes, y, su fama, no le hizo perder su identidad. Sabe bien la distancia que media entre él y Jesús a quien anuncia, no aprovecha la ocasión para hacerse mas grande, para adquirir más protagonismo, (yo no soy el Mesías, dirá a los que le preguntan). Sabe mantenerse en su lugar con la autenticidad de un hombre humilde “detrás de mi viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias”. Es decir, no soy digno ni de hacer la tarea que hacían los siervos con sus señores, desatarle la correa de su calzado a su llegada.

Continuamente trata de esconder su figura para exaltar la figuro de Jesús. “Es necesario que Él crezca y que yo disminuya” (Jn3,30)

Sin duda que la persona de Juan el Bautista. nos dejará algún punto de confrontación con nuestra vida en este camino de adviento.

Invitación también a cultivar nuestro desierto interior. A buscar espacios de silencio donde Dios habla. Silencio ambiental, afectivo, mental.

¿Y su mensaje?

“Preparad el camino al Señor y allanad sus senderos”.

Este es el grito que mejor resumen el espíritu que anima el adviento.

Entrar en sintonía con el evangelio de este domingo de adviento, es decir, orar la palabra de Marcos hoy, es recibir esta invitación que se me hace hoy a mí. Que prepare el camino al Señor, pero no con la rutina de la frase sino con la realidad de mis actitudes. Y que allane todo lo que impide que yo le reconozca no sólo en Belén con los pastores sino en esas manifestaciones de El que hoy esperan nuestra acogida, nuestra sonrisa, nuestro cariño. “Preparad los caminos”

¿Qué obstáculos hay en mi vida que me dificultan el reconocimiento de “Dios con nosotros”

¿Qué aspectos he de cuidar en mi para vivir la austeridad de Juan Bautista, su humildad, su capacidad para percibir los signos de Dios en su vida

Porque el Señor está, y en este adviento uno más, nos pone en disposición de recorrer el camino de nuestro encuentro con Él, en todos los “belenes de la historia”

El texto, por otra parte, es una llamada a nuestra responsabilidad como evangelizadoras, predicadoras. Soy llamada a colaborar con otros para preparar los caminos de la fe allí donde desarrolle la misión. Preparad el camino al Señor, allanad los senderos, haced posible el Reino de Dios. “ayudar a que otras personas se encuentren con el Dios de Jesús de Nazareth, a que escuchen su voz, a que descubran su camino de felicidad según el querer de Dios” (de la carta de la Priora General del 11 de octubre de 2020)

Hna. María Victoria S. Urrutia