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COMENTARIO A LAS LECTURAS · 8 DE SEPTIEMBRE · NACIMIENTO DE LA STMA. VIRGEN MARÍA

7 septiembre, 2020

Rm 8, 28-30: A los que habla escogido, Dios los predestinó
Sal 12, 6ab. 6cd: Desbordo de gozo con el Señor
Mateo 11-16. 18-23: La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo

Rm 8, 28-30: A los que habla escogido, Dios los predestinó La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo

Sabemos que…

Dios nos habla como a sus hijos y nos revela, por medio de su Palabra y del Espíritu Santo, lo que necesitamos saber. Por eso, es tan importante tener un tiempo diario de comunión con Dios. Él anhela traernos paz, ánimo y nuevas fuerzas, pero necesitamos buscar su presencia y escuchar su voz. Así mismo, en nuestra debilidad, el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu intercede por nosotros. Dios, que conoce nuestros corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios.

Nada de lo que nos sucede es desconocido por Dios, porque el conoce nuestro corazón, por eso debemos confiar plenamente en El, si permite algo en nuestras vidas, bueno o malo, fácil o difícil, contamos en todo momento y circunstancia con El, que siempre nos acompaña y nos ayudará a superar la situación que vivimos. Contamos con su presencia y con su Gracia aun cuando no veamos que hay solución. Nuestra fe debe estar puesta sólo en Dios y en su bondad.

Esta promesa de que todo ayuda para el bien, está dirigida a un grupo de personas en específico: ¡aquellos que aman a Dios! Por más que el resto del mundo memorice y cite esta frase, no es algo mágico que sucede con solo desearlo o decirlo. El resultado de cada situación que se nos presente en la vida será bueno si amamos a Dios.

Evangelio según san Mateo 1, 1-16. 18-23

Celebremos con alegría el nacimiento de la Santísima Virgen María. Alegrémonos todos con esta celebración. Hoy es el día de su cumpleaños. Una nueva vida que nace, siempre es motivo de felicidad, más si la celebración es del nacimiento de una Mujer Singular por ser la Madre de nuestro Salvador. Con un tono popular y filial, podemos cantarle el ¡Cumpleaños feliz! Sin embargo, al hacer memoria del nacimiento de María, estamos invitados/as a tener en cuenta la vida de muchas personas sencillas y pobres, sin apariencias llamativas ni consideradas importantes, que llevan en su existencia el gran tesoro de la fe en Dios. Son esos pobres los que hacen  posible que el Reino de Dios sea una realidad.

Hoy el evangelista Mateo nos presenta una catarata de nombres, que terminan con José y María, dejándonos varias enseñanzas:

La primera: Dios ha preparado la historia. Se preparó un pueblo, algo así como una Casa, una morada, un lugar donde “acampar” y dentro de ese pueblo se preparó una cuna: llamada María. Sí, Dios no improvisa… Sí, María es uno/a de nosotros/as, una Mujer que fue capaz de anidar a Dios en su vida. María nos enseña al acunar a Jesús, acunar la historia dándole sentido para redimirla. Esta historia que puede ser la nuestra o la historia de nuestra familia, comunidad, iglesia, nación.

Una segunda enseñanza podría ser que: en María tenemos, un nuevo comienzo. En María, entonces, tenemos los cristianos el modelo de un nuevo comienzo. Si queremos hoy comenzar algo nuevo en nuestras vidas, nada mejor que ponerlo bajo el amparo de María. Ella sí que sabe de cosas nuevas, ella sí que sabe de acunar lo nuevo, de concebir lo distinto, de alumbrar la Vida Nueva.

Una tercera enseñanza: María y José, a  la altura de lo improvisto. María y José, tuvieron que hacer espacio en sus vidas para no improvisar, espacio a lo no calculado, a lo que escapa del dominio de las personas, así lograron estar a la altura de la Misión que sin duda los desbordaba por todos lados.

Al celebrar en este día la Natividad de la santísima Virgen María, nos alegramos porque en ella Dios nos preanuncia que su Hijo viene para liberarnos del pecado y poder presentarnos ante Él santos por haber depositado en el Señor nuestra fe, y habernos dejado conducir por el Espíritu Santo. Desbordemos de gozo en el Señor, como nos dice el salmo 12, 6 porque María, la Madre de Jesús, es un signo de la bondad infinita de Dios que nos ama pues, no sólo nos dio la vida, sino que nos llama a participar de su misma vida al ofrecer a su Hijo a la humanidad.

Sin duda podemos cuestionemos:

  • ¿Cómo respondemos a Dios cuando nos visita con imprevistos, cuando nos propone cosas que parecen ir más allá de nuestros planes, de nuestros cálculos, de nuestras fuerzas?
  • ¿Sabemos, como María, como José, abandonarnos en Dios, confiar en Él y decirle “SÍ”?

¡Que el Dios de la historia nos ayude, en la Natividad de María, a ser también nosotros/as como ella: hombres y mujeres “cuna”, capaces de acoger al Dios de la Vida, al Dios que, en Jesucristo, viene a hacer nuevas todas las cosas!. ¡Que así sea!

Aida Vargas

Provincia «San Martín»