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Propuesta de camino conjunto de las dos Uniones

Roma, 9 de octubre de 2021

A LAS SUPERIORAS Y SUPERIORES GENERALES

Queridas hermanas, queridos hermanos:

Hace unos meses, tuvimos la oportunidad de encontrarnos algunos de nosotros, convocados bajo el tema: “Hacernos hermanas, hacernos hermanos: la Vida Consagrada al servicio de la fraternidad en un mundo herido”. A la luz de la encíclica “Fratelli Tutti”, reconocimos la gran actualidad y relevancia de la Vida Consagrada en ese “pensar y engendrar un mundo abierto” al que nos convoca el Papa Francisco.

Durante esos días de encuentro, la palabra “sinodalidad” apareció muchas veces con fuerza, conscientes de que “es una llamada del Espíritu”, como quedó reflejado en la síntesis gráfica del día 28 de mayo.

El Papa Francisco, en sus recientes palabras a la diócesis de Roma (18 de septiembre), reafirmaba esa llamada, diciendo: “He venido aquí para animarlos a tomar en serio este proceso sinodal y para decirles que el Espíritu Santo nos necesita. Y esto es cierto: el Espíritu Santo nos necesita”.

Tomarse en serio el proceso sinodal. A eso nos invita el Papa, como ya lo hicieron antes el Cardenal Mario Grech, Secretario General del Sínodo, en su carta del 21 de mayo, y el Cardenal João Braz de Aviz en la suya del día 24 de junio, que terminaba así: “Para que la Iglesia sinodal no sea un espejismo, sino un sueño a realizar, es necesario soñar juntos, rezar juntos, participar juntos”.

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