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CAMPAMENTO DE LA VIDA RELIGIOSA EN BRASIL

2 mayo, 2016

 BAJO LA MISERICORDIA DEL PADRE

“Apareció allí, en el campamento, montó su tienda entre nosotros, compartió nuestros sentimientos…Shekinah, Enmanuel, Dios descendió del cielo, visitó, se reveló, Dios se reveló”. (P. Zezinho)

Fue en la Sierra de la Piedad, escenario único de la creatividad de Dios en la naturaleza, en el que se realizó del 8 al 10 de abril de este año, el III Campamento de la Vida Religiosa Consagrada Minera y que marcó el I Campamento realizado en este lugar maravilloso. El tema que orientó estos días fue: “ACAMPADOS BAJO LA MIRADA MISERICORDIOSA DEL PADRE”.

En armonía con la naturaleza, la CONFER de Minas Gerais hizo una invitación a todos los religiosos, religiosas para experimentar la sintonía existente en los diferentes carismas de las congregaciones y vivenciar la misericordia del Padre. La Anunciata de este encuentro con la presencia de las hermanas Hnas. Mônica Antônia, Miriam Zapeta (que acompañaba a la Priora General Hna. Natividad Martinez para la visita canónica a las comunidades de Brasil), Marina Estevam y la postulante Gleicia Mara. También asistió con las hermanas Sabrina Souza, joven inquieta vocacionalmente y miembro de la comunidad parroquial.

Con la oración de la tarde se inició la vivencia del campamento y fue la contemplación de la puesta de sol, espectáculo único de la naturaleza que marca la armonía entre el cielo y la tierra, que llevó el grupo a alabar y bendecir la creación de Dios y su presencia en nuestro medio con la delicadeza del sonido de un violín.

El campamento estuvo marcado por el privilegio de tener presencias significativas en el mismo: La Presidenta de la CONFER NACIONAL Hna. María Inés Ribeiro y de nuestro hermano cantor Zé Vicente. La Hna. María Inés con palabras firmas, objetivas y sencillas orientó la reflexión de las Bienaventuranzas y la Misericordia del Padre, a partir de experiencias concretas de vivencias del Evangelio. Destacó algunos aspectos que ciertamente tocaron el corazón de todos: La importancia de percibir la presencia silenciosa y fecunda de Dios en nuestras vidas, la necesidad de entender más y más la dimensión pascual del cristianismo, pues se percibe que en la vivencia cristiana aún no se aprendió a encajar la dimensión del sufrimiento en la vida humana. Enfatizó que sin la presencia de la cruz no es posible entender el Amor del Padre, el don infinito que Él ofrece a la humanidad: Su Hijo único. Es en el dolor que se revela la fuerza de la Resurrección. Según la Hna. María Inés es la misericordia que mantiene viva y eficaz la Vida Religiosa; y añade que es necesario cualificar los encuentros y las relaciones fraternas con  la misericordia que maduran en el interior de la persona y que se concretiza en la vivencia de las bienaventuranzas. Según ella en la Vida Religiosa Consagrada no puede haber espacio para la tristeza, para el desánimo o cualquier actitud de desaliento, pues es para el Señor que los consagrados/as dejamos “todo” para ser profetas, promotores de vida.

Después de la intervención de la hermana María Inés, tuvimos la Eucaristía concelebrada y compartimos la comida con todos los otros religiosos, religiosas que se dieron cita al III campamento de la vida religiosa organizada por la CONFER de Minas y éramos aproximadamente doscientas personas.

Al final de la tarde de este mismo día, un bonito repertorio del “cantor-profeta” Zé Vicente, que nos proporcionó momentos de oración inolvidables, inmersos en la naturaleza y en la belleza de la puesta del sol, expresando la belleza del arte y de la poesía que se hace canción en la voz del artista que evangeliza a través de la música. Es el artista encarnado en la realidad del pueblo, de los más pobres, de los que creen en la fuerza de la semilla del Reino, de la Iglesia y la sustenta con su testimonio. La Vida religiosa Consagrada tiene un cariño muy especial por él y le agradece por su fe y por su amor a todos los consagrados/as.

El sábado por la noche se proporcionó un espacio para la experiencia de la persona de Jesús Eucaristía en el campamento, con la posibilidad de estar con Él y adorar hasta el amanecer.

El domingo por la mañana, una vez, más la contemplación de la naturaleza. Fue realizada la oración de agradecimiento y de reenvío para la misión. Todos estábamos felices y conscientes que las tiendas no podían quedar en aquel maravilloso “Monte Tabor”. Con el mismo entusiasmo y colaboración éstas fueron desmontadas, para ser montadas en medio del pueblo. Después de la participación en la Celebración de la Eucaristía, a los pies de Nuestra Señora de la Piedad y de la comida, fue el momento del retorno a casa, porque la misión no terminaba allí. Claro que cada uno y cada una que pudimos disfrutar de estos días, nos sentimos más fortalecidos al bajar de la montaña para llegar a la llanura y retomar las actividades cotidianas. Así como Jesús, que subía a la montaña para orar y fortalecerse para continuar el camino en la construcción del Reino. En la casa de la Madre de la Piedad, la Vida Religiosa Consagrada Minera tuvo la certeza de que carga en su misión la responsabilidad de ser presencia de la misericordia de Dios en el mundo.

El grupo de acampados éramos unas 50 personas. La experiencia ha sido única para todos los participantes y se percibe esta sintonía por el intercambio de comunicación y el buen éxito del evento. Agradecemos a todos los/las organizadoras.

Hna. Marina Estêvam