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40 AÑOS EN EL NORTE ARGENTINO

9 junio, 2018

REFLEXIÓN DE LA HERMANA ASUNCIÓN ACERO, AL CELEBRAR 40 AÑOS EN ESTA ZONA SANTIAGUEÑA

Religiosa Dominica de la Anunciata, misionera

Mis primeros años de vida Religiosa: fueron en Francia; me destinaron siendo muy jovencita y allí viví 24 años entregada a la Pastoral Parroquial y luego como enfermera en varias clínicas de distintos lugares de Francia. Estaba con mucho trabajo y al principio me costaba el idioma pero como Consagrada y tratando de ser obediente, puse todo el empeño en mis estudios y salí adelante. En ningún lado es fácil el comenzar si lo queremos hacer solas, pero de la mano de Dios ¡todo se puede! En Francia estuve muy bien cuando me acostumbré y creo que estaba haciendo un gran servicio, era mi ideal…

Argentina: cuando los superiores me mandaron por dos  años para la Argentina necesitaban a una enfermera en una zona de misión. Me habían dicho que era sólo por 2 años (hasta que prepararan a una Hna. Enfermera…¡ya van 40 años!); venir al norte Argentino, a una Diócesis pobre de Santiago del Estero (me daba lo mismo, no tenía ni idea, ni imaginaba adónde venía y con qué me encontraría). Solo le dije a mis superiores: Nunca estuve destinada en España si me dejaban ir a preguntar a mi Madre; y fui, todavía recuerdo sus palabras en mi corazón: ”a qué te comprometiste? Cumple!”.

Llegué a la ARGENTINA. Viajamos hacia el norte a 1500 Km. de Bs.As. y llegamos a San José de Boquerón. Fue el primero de abril de 1978. ¡Qué duro fue para mí llegar a un lugar desierto!, inhóspito, sin caminos, sin luz, sin agua, la que había estaba contaminada. Puro monte; otra cultura. Venía como enfermera y sin conocer otras enfermedades, sin nada de medicamentos. Muchos tenían la enfermedad de “CHAGAS” ¿qué era eso? El chagas es la picadura de una vinchuca que afecta distintas zona del cuerpo sobre todo al corazón, aparte de otros órganos. Habían también insectos y otros animales venenosos: víboras, arañas coloradas, escorpiones… Mucha gente venía a querer ser atendida. Solo existía un hospital a 300 Km. y había que atravesar caminos intransitables. Cada día me costaba más insertarme en este lugar tan difícil de vivir… y ya llevaba 2 meses! Un día, pensando en mi entrega a Dios, me sentía indefensa, incapaz de nada; frente a la realidad sin fuerzas, viendo tanta soledad y miseria…Me fui frente al SEÑOR VIVO EN EL SAGRARIO le dije con mucha impotencia, “Señor aquí tienes mis manos, mi persona haz de ella lo que quieras, guíame y dame las fuerzas para salir adelante. (Cuando uno se entrega a Él, y se deja guiar, es ahí donde no sois vos sino JESÚS, estés donde estés). Les puedo asegurar que es por eso que quiero tanto a Boquerón y Nueva esperanza, Mi vida cambió totalmente, 360°; aquí aprendí mucho…, ellos me dieron mucho más con su pobreza, que yo siendo una buena enfermera y consagrada!.

Puedo y quiero cantar “Yo quiero ser Señor amado como el barro en manos del alfarero, toma mi vida y hazla de nuevo yo quiero ser un vaso nuevo“.

Ya pasaron 40 años, y continúo con el SI del primer día al Señor.

En estos años pasamos momentos lindos y momentos muy duros y muy dolorosos, pero pudimos salir adelante porque nos aferramos a Dios y a Nuestra Madre del Rosario, y viendo que los pobres viven de la providencia de Dios…verlos a ellos, nos fortalecíamos. A medida que pasaron los años, ya tenemos comodidades (o lo mínimo!) pero siempre fuimos creciendo a la par de ellos y con ellos; tanto en lo material como lo espiritual.

En esta fiesta de los 40 años de misión en estas tierras, con gozo puedo ver que nuestra gente pobre y agradecida: los jóvenes, niños, familias que acompañamos, hoy son maestros, tienen agua, un hogar digno, medicamentos, comunicación etc. Las Dominicas de la Anunciata, se preocuparon por cada una de las familias. Y nosotras sin el apoyo incondicional de nuestra Provincia, Congregación, comunidades, voluntarios, grupos Misioneros, y otros grupos, como el del Colegio la Anunciata de Buenos Aires, que hace 15 años vienen a Nueva Esperanza, no podríamos hacer nada… nosotras estamos presentes en el lugar, pero no estamos solas, con nosotras tenemos una Congregación, una Provincia detrás, tenemos a nuestras Hermanas!

Falta mucho para que vivamos como cualquier ciudadano!! Seguimos igual en lo indispensable; para los políticos solo contamos para los votos…prometen pero seguimos sin rutas, sin luz eléctrica; sin hospital…en esto, seguimos como 40 años atrás; pero gracias a Dios tenemos más vida espiritual, nos sentirnos familia, tenemos salud, somos comunidad! Por todo esto, doy gracias a Dios, porque nos protege siempre, dar gracias a nuestra Congregación y a todos los que nos acompañan siempre. SOMOS UNA FAMILIA GRANDE “GRACIAS MI DIOS, POR ESTOS 40 AÑOS VIVIDOS JUNTO A LOS Santiagueños que nos siguen diciendo…”entra a mi pago sin golpear”.