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28 de enero, fiesta de nuestro Hermano Santo Tomás de Aquino, OP
Patrono de las escuelas y estudios católicos

Leemos en la primera lectura de su misa:
“Oré, y me fue dada la prudencia, supliqué, y descendió sobre mí el espíritu de la Sabiduría. La preferí a los cetros y a los tronos, y tuve por nada las riquezas en comparación con ella. No la igualé a la piedra más preciosa, porque todo el oro, comparado con ella, es un poco de arena; y la plata, a su lado, será considerada como barro. La amé más que a la salud y a la hermosura, y la quise más que a la luz del día, porque su resplandor no tiene ocaso.
Que Dios me conceda hablar con inteligencia, y que mis pensamientos sean dignos de los dones recibidos, porque Él mismo es el guía de la Sabiduría y el que dirige a los sabios. En sus manos estamos nosotros y nuestras palabras, y también todo el saber y la destreza para obrar”. 

(Sabiduría 7, 7-10. 15-16)

Santo Tomás es un gran inspirador para toda dominica o dominico ―y para todo cristiano― atraído por el estudio y la contemplación. Además, viene a ser como un símbolo de la apertura mental y el optimismo que caracterizaron la “mente dominicana” desde el principio. Apertura mental que le permitió estudiar en los libros aristotélicos cuando todavía estaban bajo sospecha, y encontrar en ellos conocimientos compatibles con el cristianismo, es más: conocimientos que permitían hacer progresar al cristianismo en su auto-comprensión. Optimismo en cuanto estaba convencido de que la «la verdad no puede contradecir a la Verdad», y por eso estaba dispuesto a estudiarlo todo a fondo, abierto a lo que pudiera descubrir, sin temor a caer con su ciencia y su saber en alguna contradicción con la fe recibida. Continuando los pasos de su maestro San Alberto Magno, siguió por ese delicado camino de fidelidad a Dios y a los hombres, empujando los límites del pensamiento establecido.
En un mundo que tantas veces nos descoloca y nos desconcierta, buscar la Verdad con seriedad y compromiso es una respuesta de esperanza. Estudiar se transforma en una cuestión espiritual. Hay mucha necesidad de sentido entre nuestros contemporáneos. Como decía Fray Timothy Radcliffe en El manantial de la esperanza: «Hay hambre no sólo de alimentos sino de sentido… El estudio es en sí mismo un acto de esperanza, puesto que expresa nuestra confianza en que nuestra vida y los sufrimientos de la gente tienen un significado. Y este significado es como un don, como una Palabra de Esperanza que promete Vida”. Una palabra que nuestros contemporáneos tienen derecho a esperar de nosotros, de todos los que compartimos la vocación dominicana.
Nuestro Hermano Tomás nos precede y nos guía por el camino.

Si quieres profundizar en la espiritualidad dominicana del estudio: El manantial de la Esperanza

Hna. Luciana Farfalla

Provincia «Santa Rosa de Lima»