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2 DOMINGO DESPUES DE NAVIDAD

2 enero, 2020

Epifanía viene de una palabra griega  epiphainô, que significa literalmente venida del exterior; el  tema  tiene un sentido de aparecer, manifestar, hacer ver. El Cristo, imagen de Dios invisible, nos revela la imagen de Dios invisible a través de una mirada humana. Epifanía, podría significar también teofanía, manifestación de Dios. La fiesta de la Epifanía nos invita a ser epifanía de Dios para nuestros hermanos y hermanas: que puedan descubrir en nuestra manera de vivir una faceta de la imagen de Dios. Vosotros sois la luz del mundo nos dice Jesús (Mt 5,14). Debemos hacer brillar esta luz a nuestro alrededor. Estamos llamados a hacer como los Magos ir en busca de Dios y dispuestos a llegar hasta al final de nuestra búsqueda, sin dejarnos desanimar por las dificultades del camino o de otras falsas luces que son numerosas en nuestra vida.

 «Hemos visto su estrella el oriente y venimos a adorarle.» (Mt 2,2).

Las lecturas de este domingo nos invitan a salir de nosotras mismas para ir al encuentro de Jesús. La primera lectura del profeta Isaías nos habla de la multitud de gente que van a salir del país para ir al encuentro de Dios. Dice el texto “todos viene de Saba, trayendo oro e incienso, pregonando las glorias de Yahvé”(Is 60,6 ).

San Pablo en la carta a los Efesios nos dice que el misterio que el Señor nos ha revelado a través el evangelio es que “los gentiles coherederos y miembros todos de un mismo cuerpo, copartícipes de las promesas en Cristo Jesús mediante el Evangelio” (Ef 3,6).

Este  misterio no ha estado revelado y reservado solamente al pueblo judío; el Señor ha venido para salvar al mundo entero sobre todo a los que tienen un corazón humilde y que aceptan una conversión  en su vida.

Para encontrarse con el Mesías  hay que salir de su comodidad y egoísmo como lo hicieron los reyes Magos siguiendo la estrella  al contrario de  Herodes, los grandes sacerdotes y escribas  que se quedaron pasivos ante el anuncio del  nacimiento de Jesús y continuaron su vida ordinaria sin ir a la búsqueda del nuevo Mesías de Israel.

El evangelio de este día señala la presencia de una estrella diferente de las otras que estaban acostumbrados a explorar; dicha estrella era anunciadora de una buena noticia.

Esta estrella que hizo ponerse en marcha  a los sabios, reyes extranjeros es el Cristo mismo, Rey de reyes que no estuvo reconocido por los suyos, sino solamente por los que tienen el corazón humilde y acogedor.

Los reyes Magos se dirigieron  hacia el palacio real de Herodes pensando que  el nuevo rey que había nacido  para liberar Israel, era justo que estuviera en el palacio. Jesús no vino solamente para salvar el pueblo judío sino el mundo entero sobre todo a los pobres,  marginados, abandonados y despreciados de la sociedad.

Los magos no habiendo encontrando al recién nacido en el palacio no se desanimaron, ellos continuaron buscándole siguiendo la dirección de la estrella. Su perseverancia nos enseña a buscar el Señor dejándose guiar por ella.

Cuando ellos encontraron el recién nacido, una grande alegría los envolvió y no se sorprendieron de la pobreza donde se encontraba el niño Jesús. El lugar no era propio para un rey tan esperado; ellos le reconocieron como verdadero rey y se prosternaron de rodillas  para adorarlo.

Le ofrecieron los presentes: del oro, del incienso y de la mirra. Estos presentes tienen un grande significado: «el oro quiere honorar la monarquía de Jesús; el incienso su divinidad; la mirra su santa humanidad  que utilizara para su muerte y su sepultura…Los Magos nos enseñan que podemos venir de muy lejos para encontrar a Cristo. Son hombres ricos, extranjeros, sabios, sedientos de Dios, que emprenden un largo y difícil viaje que los condujo hasta Belén. (cf. Mt 2, 1-12) » (Letra apostólica: el maravilloso signo de la cuna del  soberano pontífice Francisco) n°9.Todo lo mejor que podemos ofrecer a Jesús representa nuestra vida y nuestra persona. El señor no espera de nosotras de bienes materiales; Nos quiere con lo que tenemos y somos: nuestra vida, nuestro amor, nuestros proyectos, nuestras debilidades y pecados, nuestras angustias, nuestras preocupaciones cotidianas y nuestras impotencias delante del mal que oprime la humanidad. Este reconocimiento ante Dios nos permite de abrir nuestros corazones al don de la alegría y de la paz que el Rey de reyes nos trae a nuestra vida de cada día.

Los Magos, habiendo encontrado Jesús, «volvieron a su tierra por otro camino» (Mt 2, 12).

El encuentro con el Señor nos hace buscar otro camino, cambiar la dirección de nuestro itinerario inicial.  Estamos llamados a imitar los magos que no buscan saber porque deben cambiar el camino y no volver a la casa de Herodes,  ellos marchan simplemente haciendo confianza al Rey (Jesús) que han encontrado.  Nosotras tendremos que avanzar, a pesar de las dificultades que podemos encontrar en nuestro camino.  Es necesario cambiar  el comportamiento para que Dios pueda encontrar una plaza en nuestros corazones y poder manifestarse mejor al mundo angustiado; este mundo que tiene sed de  justicia y de paz, porque el Rey  nacido es el príncipe de la verdadera paz de la cual el mundo tiene tanta necesidad.

 Queridas Hermanas, dejemos nos guiar por esta misma estrella que condujo los magos hasta el recién nacido para que cada día de nuestra vida nosotras podamos manifestarnos a Dios a través nuestra manera de ser y de hacer. Feliz fiesta de la Epifanía a todas.

Hna Eugénie UWITIJAMAHORO