Dominicas de la Anunciata
"La vida de las Hermanas debe ser vida de oración".
San Francisco Coll

Qué hacemos

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que-hacemosLa esperanza del Fundador, Francisco Coll, no ha sido defraudada. Sus hijas, las Dominicas de la Anunciata, continúan la misión de anunciar el Reino y ampliar su acción a diversas necesidades del mundo actual, llegando hasta los países más distantes.

Su ideal no tiene fronteras, ni razas, ni culturas:

«Anunciar el mensaje de salvación a todos, especialmente a los niños y jóvenes…» «Iluminar con la sana doctrina principalmente a través de la educación» y esto desde la opción bien definida por los más necesitados, evangelizando en todo tiempo y lugar.

La Congregación acepta el reto de buscar siempre caminos nuevos. Asume los desafíos concretos de la evangelización en los lugares donde está inserta.

«Los pueblos en los cuales estamos presentes, en su diversa y dramática realidad de injusticia, violencia, conflictos bélicos y falta de respeto a la vida; de terrorismo, descristianización y secularización; materialismo, consumismo y desempleo; carencia de sentido profundo de la existencia humana; hambre de pan, de paz, de techo, de justicia, de verdad, de cultura, nos plantea serios retos que cuestionan nuestra forma de estar presentes y aportar respuestas coherentes con nuestro carisma».

Para esto la Congregación se hace presente de múltiples maneras:

  • En la educación: Que considera como medio privilegiado de evangelización. Buscando formar integralmente, iluminando con la fe las realidades terrenas, formando personas auténticas capaces de tomar en serio una responsabilidad en la creación de un mundo más justo y más fraterno.
  • En la actividad parroquial: Buscando nuevas formas de inserción y colaboración con la iglesia local. Asumiendo los ministerios más en consonancia con nuestro carisma.
  • En la actividad misionera: Anunciando y compartiendo la fe con otros pueblos e iglesias. Luchando por la justicia, la solidaridad, la paz, los derechos humanos, siendo presencia evangelizadora y trabajando por establecer comunidades cristianas y ofreciendo el don del carisma dominicano a otras culturas y pueblos.
  • En la actividad sanitaria y otras obras de misericordia: Irradiando en su entrega alegría y fe. Llevando esperanza y consuelo al mundo del dolor. Viviendo la gratuidad del servicio hacia los más pobres, despreciados, marginados de nuestra sociedad: enfermos, ancianos, menores abandonados, deficientes, minorías étnicas.

Conscientes del reto que nos presenta hoy la juventud y teniendo en cuenta que los niños y los jóvenes son los primeros destinatarios de nuestra misión apostólica, volvemos nuestra mirada y acción hacia ellos desde comunidades dominicanas que, insertas en los diversos medios:

  • Viven y transparentan el gozo de seguir a Cristo.
  • Tienen como centro la Palabra de Dios.
  • Son estímulo y apoyo para que cada miembro viva su proyecto personal de consagración religiosa.
  • Comunidades de vida, oración, estudio y que realizan con sencillez y alegría su misión apostólica.
  • Son para los jóvenes lugares de acogida, oración, evangelización.
  • Ofrecen el legado de nuestro carisma dominicano y la certeza de que hoy continúa teniendo fuerza de convocatoria el afán de Francisco Coll: ¡Vivir y anunciar la fe!
Dominicas de la Anunciata

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