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COMENTARIO DEL EVANGELIO – ASCENSIÓN DEL SEÑOR 2024

7 mayo, 2024

Evangelio según San Marcos 16,15-20.

Entonces les dijo: «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.»
El que crea y se bautice, se salvará. El que no crea, se condenará.
Y estos prodigios acompañarán a los que crean: arrojarán a los demonios en mi Nombre y hablarán nuevas lenguas; podrán tomar a las serpientes con sus manos, y si beben un veneno mortal no les hará ningún daño; impondrán las manos sobre los enfermos y los curarán».
Después de decirles esto, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron a predicar por todas partes, y el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban.

Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.

Hoy San Marcos nos regala al Señor reunido con los discípulos, hablándoles y confirmándolos en su misión «Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación» para luego despedirse y ascender a los Cielos.

Los confirma y anima, nos confirma y nos anima a cada uno de nosotros en la vocación que recibimos el día de nuestro bautismo para ir y predicar por los caminos del mundo la invitación al Reino del Amor que Jesús hace a todos, sin excluir a nadie; les invita y nos invita hoy en día a mostrarlo a manifestarlo, predicando así al único y verdadero Señor.

Predicación que será posible sólo para aquellos que crean y con sus obras anuncien, manifiesten al único y verdadero Dios vivo, al AMOR que murió y resucito para que todos tengamos vida eterna en Él. Por eso, una vez llevado al cielo junto al Padre, «el Señor los asistía y confirmaba su palabra con los milagros que la acompañaban»’. No desesperemos, confiemos, Él jamás nos abandona en la misión.

Hoy Jesús vuelve a recordarnos la vocación de bautizados, vuelve a invitarnos a creer, a dejarnos tomar por Él, fuente de vida y vida eterna, vuelve a invitarnos a ser sus discípulos, a dejar nuestros egoísmos, nuestros deseos de ser importantes, a dejar nuestras miserias pequeñas o grandes para convertirnos anunciando su Amor con pequeños gestos de gran amor en lo cotidiano de nuestras tareas, profesiones, familia, amigos, incluso con desconocidos o excluidos que pasen a nuestro lado.

¡Qué insistencia en ir y anunciar, en asistir y confirmar en la misión! Es la insistencia del Amor -crean, conviértanse y vayan por la vida siendo el rostro, las manos, los pies, el corazón, la inteligencia, la ayuda del Señor para con todos-. Hay algo grande e importante que está en juego y es justamente la vida abundante y plena del discípulo que es fiel al don, a la vocación y misión recibida.

Una vez más, salgamos de nuestras zonas de confort y de nuestros círculos predilectos, salgamos al mundo a responder a la misión que nos fuera regalada el día de nuestro bautismo; vivámosla en el medio que sea, en ámbitos sociales, profesionales o eclesiales o en las tareas más pequeñas. Estemos seguros de que con Él y en Él encontraremos la fuerza para encarar con entusiasmo y vigor el apostolado de cada día.

Pidamos al corazón fiel de Nuestra Señora de la Anunciación nos guíe amorosamente para renovar cada mañana nuestro ¡Sí! Al don y a la vocación recibida.

 Marina Chiandoni