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Lc 13,22-30  -21 AGOSTO DE 2022

La liturgia de este domingo 21º del tiempo ordinario nos interroga. Jesús siempre está de camino. Ahora va hacia Jerusalén, su meta final. Va enseñando a los discípulos sobre el seguimiento, sabe que no es fácil.

Salvarnos es ser profundamente humanos, porque Jesús nos salvó encarnándose y no viviendo en un paraíso. ¿Cuándo estamos colaborando en nuestra salvación? Cuando caminamos juntos, ayudando a otros a caminar como hizo Jesús con el ciego, el cojo, las mujeres, los extranjeros, hoy diríamos los refugiados. Salvarnos no es superar todas las limitaciones porque nuestra naturaleza es limitada. No puedo dejar de ser humano.

Luchando por un mundo mejor para todos, me estoy gastando, hasta en la salud, bien precioso. No podemos pasar la vida cuidándonos tenemos que gastarla.

Cuando rezamos la Palabra de Dios tenemos que tener en cuenta que el mensaje está en toda ella. Entonces es bueno acordarnos de otros textos que nos hablan de la puerta, como Juan 10,7. Así nuestra imagen, nuestra medida, nuestra puerta es Jesús. Él, a lo largo de su vida nos enseñó que hay momentos para todo en la vida, momentos de celebrar juntos, pero también de sufrir juntos, momentos en que vemos todo muy claro, pero momentos de gran oscuridad, momentos de juventud, plenitud física, pero momentos de cansancio enfermedad. En cada momento, como Jesús, tenemos que tener apertura, amor al prójimo, colaboración con los más vulnerables.  Hoy tenemos claro, que el momento de mayor impotencia de Jesús, que fue la cruz, fue el momento más salvador.

Es todo un caminar  en el que nos vemos reflejados en Él. Yo soy la PUERTA (Jn 10,7). Es por esta puerta por la que tenemos que pasar a la hora de hacer nuestras opciones en la vida. ¿Cuáles fueron las opciones de Jesús?

Hna. Ignacia A. Uría

Provincia «Rosa Santaeugenia»