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SAN MARCOS  4, 35-40

El Evangelio de este domingo, contempla un pasaje que nos habla directamente a nosotros, Iglesia del Señor.

Jesús, en la barca, dice a sus discípulos: “Vamos a la otra orilla”. La barca es la Iglesia que, junto a Jesús, es invitada por Él a partir; a salir hacia la otra orilla; a no establecerse únicamente en un sitio fijo, sin flexibilidad, sin riesgos, con las seguridades del territorio conocido; hablando a los mismos, cuidando a los mismos y esperando que otros vengan a nosotros, a nuestra Iglesia. Insisto “Jesús les dice: “Vamos a la otra orilla”, e inician el viaje.

“Otras barcas le seguían” ¿otras iglesias? ¿otras ideologías? ¿o simplemente, otros, en proceso de ser discípulos?, ¿o incluso otras instituciones católicas que no quieren quedarse sin la invitación de Jesús? “Sal de ti mismo, ven conmigo a la otra orilla”

…Y se inicia el camino sobre las aguas.

Nuestra misión “en salida”, también avanza sobre terrenos inestables, movedizos, en los que, según la Parábola del Sembrador, encontraremos muchas dificultades para que el anuncio de la Palabra arraigue en los corazones.

Jesús, en la barca con sus discípulos, a quienes escogió, en quienes depositó su confianza y les supone conocedores de su vida y enseñanzas, se coloca en la popa y duerme sobre un cabezal.

¿Serán capaces de dirigir la barca y solucionar las dificultades de la trayectoria?

Y nuestros Pastores de la Iglesia, ¿sabrán afrontar confrontando con la Palabra nuestro difícil presente y cuanto se avecina? ¿Sabrán dialogar en estos tiempos recios en los que parece que todo nos abruma, que la fe es débil y que el Señor está dormido?

Ojalá, los Pastores actuales y todos los cristianos, sintamos como los discípulos la imperiosa necesidad de invocar la acción del Señor y tomar conciencia de que Él nos acompaña

¡¡¡Señor, sálvanos que perecemos!!!

Perecemos en este mar tempestuoso en el que la fe, la escucha de la Palabra y los valores cristianos van mermando; nos falta el alimento espiritual de la Eucaristía y la oración y por el contrario, crecemos en el afán de poder, de poseer, de conseguir el placer fácil e inmediato. Olvidamos que el peligro mayor está en nosotros, los de dentro de la barca, porque estamos dormidos y no somos conscientes de que Jesús nos acompaña y es quien marca el rumbo de la Historia.

Jesús se puso en pie e increpó al viento y al mar y vino una gran calma….

Reflexión

¿Por qué tenéis miedo?  ¿Por qué tenemos miedo?

¿Aún no tenéis Fe? ¿Aún no tenemos fe?

Ciertamente, nuestra fe es muy pequeña, mucho menor que un grano de mostaza; aún no hemos hecho vida las Palabras del Maestro ni nos hemos fiado plenamente de Él:

“Permaneced en mi amor”. “Yo soy la vid, vosotros los sarmientos…”  “No temáis, yo he vencido al mundo”

“Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin de los tiempos”.

Escucha a tu corazón y oirás que te invita a:

La UNIÓN CON ÉL
Una CONFIANZA PLENA
Tener FE

Hna. Mª Asunción Escrig
Provincia Rosa Santaeugenia