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COMENTARIO AL 14 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO (CICLO A)

30 junio, 2020

Zacarías 9, 9-10; Sal 144, 1-2.8-14; Romanos 8, 9.11-13; Mateo 11, 25-30

“Te doy gracias Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños”

Jesús alaba la sabiduría de su Padre. Jesús con estas palabras nos hace ver que no son los más inteligentes, cultos, sabios o poderosos los que entienden el mensaje del Dios de Jesús. Solo los sencillos, los humildes, los pobres se abrieron al proyecto de Dios, se abrieron a los valores del Reino de Dios. Dios ha puesto todo en manos de su Hijo, hay una íntima relación entre el Padre y el Hijo. Jesús es la mejor Palabra del Padre.

Los maestros de la ley que eran los más entendidos en las escrituras, imponían leyes pesadas al pueblo en nombre de Dios, pensaban que Él exigía estas normas, por esta misma razón no aceptaron el mensaje de Jesús. Un mensaje de amor, de paz, de libertad, de misericordia. Los maestros de la ley se cerraron a sus preceptos y no abrieron su corazón al mensaje del Dios de Jesús.

«Vengan a mí todos los que están fatigados y agobiados, y yo les daré alivio. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso, porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

La invitación de Jesús es para todos, de manera especial para los que sufren más. Las palabras de Jesús nos dan esperanza en estos momentos difíciles que estamos viviendo a nivel mundial ante la situación de la pandemia, y de otras situaciones como la responsabilidad de cuidar la casa común, el racismo que sigue provocando enfrentamientos, la migración masiva e inhumana.

Se vive la inseguridad y preocupación por el futuro.   ¿Cuántas personas se ha quedado sin trabajo, o les han reducido su salario y sus horas de trabajo? ¿Cuántas familias están necesitando de lo básico para vivir dignamente? ¿Cuánto sufrimiento viven las familias cuando uno de sus miembros tiene covid-19? ¿Cuántas tristezas? ¿Cuántos problemas? Todas estas situaciones cansan y agobian al ser humano.

Pero Jesús nos dice a donde ir “vengan a mí”. En Jesús encontraremos alivio, descanso, fuerza, paz. Dios nos ama mucho y Jesús nos lo hace ver en la forma en que trata a los enfermos, a las mujeres, a los niños, a los despreciados por la sociedad. Nos pide a nosotros en estos momentos: dar consuelo, trasmitir paz y ser portadores de esperanza.

El Papa Francisco nos invita a tener ánimo, a no rendirnos ante el peso de la vida, a no cerrarnos al experimentar el miedo y los pecados, sino ir a Jesús que nos espera para hacernos fuertes ante los problemas, no nos quita, las dificultades, sino la angustia del corazón, no nos quita la cruz, la lleva con nosotros. Y con Él cada peso se hace ligero, porque Él es el descanso que buscamos.

Dios tiene predilección por las personas de corazón sencillo, de corazón humilde, que no están llenas de sí mismas y que están abiertas su proyecto.

Vivamos según el espíritu, invitación que hace san Pablo a los romanos. Espíritu de liberación y de victoria frente a las situaciones trágicas del “yo” y de la ley. El Espíritu es el que da sentido a nuestra vida mientras vivimos aquí.

¿Me considero entre los humildes y sencillos que esperan todo de Dios?

H. Ciry

Provincia San Martín de Porres